jueves, 10 de octubre de 2013

Frecuencia 10.10: Licencia para vivir

No corro detrás de nadie, tantos íntimos se han quedado por el camino... De joven pensé que todos tendrían coraje para llegar hasta las últimas consecuencias con tal de develar la más alta naturaleza: el Ser. Me di cuenta que confrontar al miedo es un asunto de vida o muerte: así de drástico. En el tránsito entre parecer y ser, hay cientos de pérdidas y efectivamente, causa terror sentirse vivo nuevamente. Pero es un momento, la luz inmediatamente pasa a ocupar el espacio donde antes pululaban el drama, la pena y la desolación.

He comprendido que el concepto de familia muere a las puertas del corazón porque la dimensión del amor que nos habita hace imposible que las relaciones sean restrictivas. Y aún así, se precisa el cariño íntimo y es buena reconciliarse con la raíz interna. Hay un hogar donde volver. Reconozco dos actos de extremo coraje: abrirse a la experiencia transformadora del amor y retraerse a la intimidad individual para conectar a la esencia.

La maravilla de la vida se gesta cuando esos movimientos son acompañados por la mirada, por el encuentro en los ojos de un hermano, luego otro y después otro. Reconocerse en el alma, despertar la familiaridad. El vínculo filial es el amor genuino y cuando trascendemos la vivencia humana para transportarla a la condición espiritual, la vibración que somos capaces de entregar al mundo es imposible de contener en alguna parte de nuestro limitado organismo. Sólo nos atraviesa. Una vez que sabemos, es sano y necesario volver al encuentro, a emparar a quien se acerque. Ese es el trayecto del despertar desde mi punto de vista.

Amo a quien pueda verse parte de mi y pueda darse cuenta que estoy en él o ella. El universo es tan caprichoso y obstinado que tan sólo nos brinda y abre el presente. Un espacio llamado aquí y ahora es el portal exacto donde la magia es capaz de abrirse hacia cualquier tiempo, frecuencia y dimensión.

¿Cuántos se sienten  en este momento en el canal de parto? El miedo es transitorio. Abran los ojos, la luz encandila al principio nada más. Sírvanse entregarse al desafío, al riesgo, pues de todas maneras va a doler…  Entre el dolor en la soledad de mis heridas y el dolor en la justeza del destino que me ampara, elijo quien soy. Siempre revelar quién soy.

Tomen el destino que pactaron, de lo contrario serán acorralados hasta que se rindan o lo que es más difícil de entender, volverán otra vez a la vida a por el mismo banquete. ¿No hemos tenido suficiente ya? El faro interno, la brújula está encendida, conecten con ese sentido, no hay nada que hayamos perdido ni nada por perder. Aquello que es para cada uno, de todas formas retornará. ¿Cuánta más resistencia colocaremos entre nuestras enfermedades y conflictos y la medicina que cada célula está precisando?


Que el llanto nos sea dado para bañarnos, que el abrazo nos traiga sostén, que nuestros cueros se desnuden para vestirse con el traje de luz que nos pertenece. Prepárense para la fiesta cósmica, todo está servido ya.


Camilo

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