lunes, 16 de diciembre de 2013

¡Por los rayos, la trama y los hilos de la vida!

“Brindemos por los rayos de la luz que (…) alumbra hoy.”
                                                                                                              Indio Solari

Entre paréntesis el Indio Solari canta la palabra me y es lo único que modifico para comenzar a celebrar, y a escribir. Entramos al nosotros. Estamos al filo del año y es un buen momento para comenzar a pasar raya. Durante todo el 2013, la humanidad estuvo en su casa doce, que, al conocimiento astrológico, es aquella que conecta con al invierno interior. Casa doce en un año trece, es un gran paquete de transformación.

No hay un solo rincón durante este año que no haya entrado en crisis. La violencia se presentó en nuestras vidas de maneras sofisticadas —agresividad, que no deja de ser un estado de violencia— y otras veces con acción directa, también los límites. Al apagarse los últimos segundos del dos mil trece, estaremos muy lejos aún de haber terminado con la violencia en el mundo, de que el hambre haya desaparecido y que los abusos sean cancelados, entre tantas miserias que guardamos antes del corazón y dentro de él. Pero habremos visto ese estado en nuestra vida, en la cotidiana y también habrán llegado a nosotros nuevas oportunidades para neutralizar la falta de paz que nos es común.

El dos mil catorce será para la humanidad el ingreso a cuarta y quinta dimensión, dependiendo del desafío que estemos preparados para tomar.

¿Qué estoy haciendo aquí?  El mundo de cuarta frecuencia es la ley de la sincronía, en él reconocemos que todo lo que está allí afuera, se encuentra ordenado y es igual a nosotros dentro. Una selva, por ejemplo, es un sistema vivo y no precisa de la mano del hombre para subsistir, somos nosotros quienes necesitamos comprender en conciencia que la naturaleza es tal cual se presenta. Entrar en esa cuarta frecuencia implica que, observando la creación, podamos entender los costados, rincones y lugares propios que no tienen nuestro reconocimiento.

No es extraño que de volver a prestarte atención y mirarte genuinamente, te sientas incómodo contigo, lo raro sería que no te sucediera. ¿Cuántos lugares hay en el interior de cada uno que por dolor, no nos animamos a reconocer, a tocar? Es inevitable que conectado a tus sombras tengas ganas de escaparte de ti. “¿Esto está dentro mío? Si me siento tan mal en mi propio cuerpo, qué sentido tiene estar aquí”, decímos. El motor  interno, el amor propio llegado este punto, te expulsa en busca de las respuestas sin las cuales, ya no podés continuar adelante.

Esos sitios guardan mucha maestría y todo lo que se derrama de ella; claridad, entendimiento, comprensión: conciencia. El dolor está para que nos sirvamos de él y todo el miedo que nos provoca, para asistirnos: por acá, sí y por acá, no.

Ingresar en quinta dimensión es hacer el movimiento hacia el alma. La mayor dificultad a la que nos enfrentamos como humanidad, es a la ignorancia sobre nosotros mismos. Es que somos un gran misterio y esa sería una buena manera de comenzar a relacionarnos íntimamente.

¿Quién soy? De a poco, ¿sí? Acordáte que sos un misterio para ti mismo. No te apures que no hay adónde llegar, todo el universo esta en tu interior, sos una réplica perfecta del Gran Espíritu que te dio la vida y la posibilidad de experimentar en ella.

Cuando el orden adentro comienza a tomar lugar, es una condición que te ausentes, que dejes de participar, que no vayas, que no acudas, en definitiva, que te vacíes. Ya no vas a tenerle tantas ganas a los lugares y convencionalismos socialmente aceptados. La antesala del mundo del alma, es una gran purga y limpieza desde las entrañas,  para que descargues el malestar con el cual estás acostumbrado a lidiar. Luego la renovación y el renacimiento. Pero tampoco aquí se puede correr, acordáte que estás aprendiendo a caminar desde otro orden en la vida.

Dejáte llevar, es la mejor promoción que esta escuela llamada Tierra te ofrece. Dejáte mecer. Después que te preguntaste qué estás haciendo aquí, habrá cosas que no quieras seguir haciendo y otras a las cuales les quieras dar mayor tiempo y dedicación.

Al estar en el reino de tu alma, conectás con tu memoria y sus registros te acercan a los vínculos sagrados que en ella están guardados. Allí aparecen grandes relaciones y amores que hasta ahora permanecían vedados y dormidos.

En ese camino, hay grandes sorpresas y lazos muy fuertes  que no hacen más que potenciarte. Cuando ingresás al criterio del alma, el corazón se agranda y la familia también, deja de ser un concepto para revolucionar tu vida. En este plano, hace rato que abandonamos la soledad, es un estado de unidad y un espacio para iluminarnos. Entrar en relación con la vida, recuperándote y llenándote de personas que estén para fortalecerte como tú las puedas fortalecer a ellas, es una gran fiesta, un regocijo. Es un hondo sitio de sanación.

Sea cual sea el paso siguiente al que la vida te esté llevando, dejáte conducir por ella. Prestá atención, fijáte qué y quiénes volvés a ver después de tanto tiempo y de manera sorpresiva. Estamos saliendo de un largo corredor de muerte y ella, pese a su mala fama, es la preciosa señora de las transformaciones. Los cambios son su orden y el terreno de su reino. Se acaba el año 13 en casa doce, no podemos decir que hemos salido ilesos y la verdad que eso es una suerte.

¿Cuántas pieles dejaste este año? La serpiente, decidida y sigilosa, arrasó con las capas de la personalidad, terminó con nuestro parecer, para ser.

Si la vida se mantiene desde el plano individual, siempre se estará acabando tras la partida de una personalidad u otra, si la vida se sostiene desde el nosotros, siempre estaremos en el encuentro, ocupándonos de la danza y del fuego.

Brindo por los rayos de luz que nos alumbra. Celebro por el retorno al amor y por el restablecimiento del nosotros como forma de ser y estar. Levanto mi copa con total conciencia y rezo por los hilos de la vida y cómo estos se muestran a cada tramo. Tú sabrás lo que estás precisando. Si es dolor, no te olvides de servirte de él para que te ayude a reconciliarte con lo que hoy no conocés y está esperando para guiarte. Si es amor, ¡bienvenido! Caminar desde el abrazo siempre es más grato, bello y reconfortante. Si son ambos, estás en el alma, te deseo un año de unidad y luz para que puedas escribir tu libro desde la integridad.

Como sea, te deseo un año lleno de acuerdos y un suave andar, la rueda de la vida está custodiando tu lugar hasta que estés fuerte para sostenerlo. ¡Por la trama y hilos de la creación que me llevaron a mis hermanos para juntarnos en la casa del alma! ¡Y por el reino del espíritu que me devolvió a mi familia, un corazón mucho más grande del que pude imaginar, luego de que yo elegí regalarme un año de completa transformación y amor.

¡Hasta el próximo año!




Camilo

jueves, 12 de diciembre de 2013

Preludios, precipitación y precipicios

Los tiempos rugen y están urgentes, tu tiempo te sacude ¿qué vas a hacer? Las horas y toda forma en que midamos el tiempo, están concentradas, están explotando… Nuestra depresión y toda la sin razón también estalla. Y por sobre todo, la depresión no es sinónimo de debilidad, todo lo contrario, cuando se manifiesta, es un volcán. El corazón está desbocado, ha guardado tanta violencia, ha recibo tanto abuso que ahora no hace más que quitárselo de encima.

Hay golpes por todos lados, las enfermedades están más vivas que nunca, estamos muriéndonos a cada instante. Hay muchos soles que nos están fritando y bajo esa luz, las locuras sólo pueden salirse de su guarida, no tienen espacio para esconderse. No hay filtros ya, es el cielo, hermano y poderoso quien está abrazándonos y en su presencia, se notan la mentira y el engaño en que estamos sumidos.

Fuimos a despertar nuestro corazón, los cuatro, en familia. Fuimos a levantar la voz para no callarnos nunca más. Fuimos unidos y volvimos siendo uno; claros, firmes, seguros, intensos y abiertos. La vida se paró delante de nosotros y le ofrecimos nuestra sonrisa, no los dientes. Así fue que apareció un milagro tras otro… Nada tuvo límites, apenas dormimos, los ojos clavados en la conciencia, viendo y siendo magia en constante movimiento.

Detonamos en amor, nos expandimos, nos vimos en los ojos de tantos hermanos que regresamos relucientes, resplandecidos. Al llegar y prender los noticieros, lo esperado… Una violencia en re menor, un acorde lleno de angustia y tensión. Lo sagrado nos está envolviendo y no todos lo reconocemos. Es inconfundible, sos inconfundible. La realidad no me deja otra alternativa que mirar con compasión cómo los arrebatos van por todo, desde arriba y desde abajo. Es un todos contra todos que observo con indulgencia, las vidas humanas no están siendo impecables. Está lloviendo luz, estamos rodeados de precipicios y precipitaciones.

Los últimos momentos de un año tomado por la transformación, como soplo de la muerte, serán impredecibles, pero no necesariamente sorprendentes. Ya entramos en una dimensión de transparencia y claridad, es por eso que el tenor y la gravedad de lo que carga el corazón, encontrará cualquier vía para mostrarse. Estragos por doquier, los escrúpulos desaparecidos y la mayoría de las acciones faltándole el respeto a la ausencia de amor.

Así se cierra el año 13. Las profecías nos caminan por encima, las muertes pronosticadas resumen nuestro alrededor, las premoniciones no están en otro margen del tiempo, están despiertas a nuestro lado. Hay que hilar fino y mirar con ojo clínico para darse cuenta que detrás de este panorama, persiste la dimensión de lo sagrado. Trece mil años en uno, reducidos en un mes, sumergidos en un día, enclavados con rigor en cada hora, minuto y segundo. Estamos respirando civilización y naturaleza a la vez. Así de simple, todo está hecho con amor y escrito con letras doradas de luz y amanecer. 


Camilo

martes, 10 de diciembre de 2013

Bitácora. Parte cuatro: el rayo que consagró al hombre


-           Es hora, es momento.

Me abalancé en busca de mi bolsa de tabaco, tomé una chala de ella y rápidamente armé un atado con el abuelo tabaco. Estaba plenamente conciente de lo que estaba ocurriendo. Gabriel tal vez lo percibía, mas algo dentro mío, decía que no entendía o no quería entender lo que estaba ocurriendo.

Encendí el tabaco y lentamente comencé a expresarme.

-          Gabi, es tu momento. Están descendiendo los Maestros de todos los planos. No cabe nadie en esta habitación. ¿Lo sentís?

Gabriel sonrió con poca ingenuidad y respondió levemente.

-          Sí, claro que lo siento.

-          Gabi, como primer Hombre Rayo, para mí es un honor canalizar al Cielo para vos, decirte cuánto te ama tu padre y cuánto de ama tu madre. Que la Tierra y el Cielo están muy orgullosos del camino que has hecho y que hayas decidido seguir a tu corazón siempre. A partir de hoy, vas a entender en qué cambia ser Hombre Rayo, ser consagrado por el Cielo, aquí en la Tierra.
Estamos abriendo un nuevo linaje, una línea que no tiene precedentes en los registros de la historia, es una responsabilidad muy grande y a la vez una gran alegría hacerlo en familia.
Estoy muy feliz de caminar esto contigo, con María, con Estela, con Lali y con quienes sigan llegando. En este círculo y en esta familia sólo habrá espacio para sanar y para vivir desde el corazón porque la memoria que ya recordamos del Cielo en la Tierra guarda para nosotros el registro del amor incondicional. Fuimos ese fuego en la Tierra y lo traemos en nosotros. Ahó, Tierra Madre. Ahim, Cielo Padre. ”

Sé que mencioné más hermanos del camino que ya estaban cerca de nosotros, que los sentíamos parte del círculo que con mucho esfuerzo y rezo, habíamos empezado a llamarlos para que sus alma reconocieran que era momento de reunirnos. A esa altura, mis lágrimas hacía rato estaban brotando de mis ojos. Tenía enfrente a mi amigo y hermano, estaba canalizando su consagración como Hombre Rayo y en lo personal, estaba soltando un largo proceso de varios meses sosteniendo su lugar y el mío, preparando el terreno para darle su bendición y lugar. Estaba aprendiendo a dejar de controlar, a soltar y disfrutar observando y acompañando el proceso de mi hermano.

Gabriel también estaba emocionado aunque prefería tomarse la situación con humor, de acuerdo a su carácter. No recuerdo con exactitud sus palabras, pero sí la intención de sus rezos y oraciones. No se agotó ni se midió en su agradecimiento a su Tierra y a su Cielo, a su madre y a su padre. Estoy seguro que los sentía danzar en todo su cuerpo. Fue una gran bienvenida a un linaje que habíamos decidido como espíritus y que trajimos en el alma, para abrir juntos y en familia.

Sobre él descendió un gran rayo dorado, llama de la cual se convirtió en custodio y cuando tomó por segunda vez el tabaco para rezar, enseguida me regaló un gran entendimiento. Cada Hombre o Mujer Rayo —los primeros siete en componer el círculo—son custodios de una llama de las siete que componen las familias o ramas del universo. Esos rayos son lo que la metafísica antigua reconoce como energías primordiales de sanación. Al abrir este camino, tanto él como yo, estamos en custodia de esos rayos hasta que al llegar otros hermanos al Camino del Cielo y de acuerdo a los parámetros que la instrucción exige, se les devolverá la custodia de su llama al momento de su consagración. Es la profecía de los rayos cósmicos. A partir de ellos, siete hombres y mujeres custodiarán el legado pudiendo instruir a quienes decidan hacer en esta vida el Camino del Cielo como sendero de conocimiento divino.

Mientras Gabriel me explicaba todo esto, una enorme tormenta se hacía sentir entre nosotros, recordándome la noche de mi propia consagración. Los rayos, truenos y relámpagos iluminaban el cielo en una madrugada en la que verdaderamente, la escena estaba colmada de asistentes.

No había pasado más de una hora que el cansancio y el sueño nos alcanzó, cuando un rayo pareció abrir la tierra con su estruendo. Salté del colchón en el piso y recuerdo que entre dormido le dije a Gabriel.

-          ¿Estás bien? ¿Sentiste ese rayo?

-          Sí, estoy bien.

-           Tenés un camino fuerte por delante.

Esas fueron mis palabras para él que concluyeron cómo sería la construcción de su identidad como Rayo en la Tierra.

Esa noche y las escasas horas de descanso que tuvimos estuvieron cargadas de viajes por el astral y dimensiones de luz, lo esperable luego de tal consagración. De pronto y de forma súbita, me desperté y en seguida sacudí a Gabriel para que  también volviera a este plano y nos aprontáramos para trabajar. Más tarde, Gabriel me contó cómo fue recibir la consagración en el otro mundo y como volvió a este.

-          Sabés que soñé que estábamos en un espacio donde los Maestros nos recibieron para celebrar su bendición sobre mí. Éramos muchos y vos, con tu carácter solemne y serio me decías que me ibas a acompañar y a apoyar, que contaba contigo y con la experiencia que estos meses habías tomado para apoyarme. También me dijiste que había que hacer una ceremonia que de verdad trajera el espíritu de lo que estaba sucediendo, que se había terminado el tiempo de que se levantaran bendiciones de esta naturaleza y bautismos a cualquier momento y en cualquier lado. En resumen, me dijiste que era hora de adecuarse a las formas, despertando el fuego sagrado. Y me dijiste -“Te espero del otro lado”, y ahí me tocaste el brazo en el cuarto, mientras dormía,  para que nos aprontáramos para trabajar.

Pese al cansancio, nos reímos mucho, era de verdad un enorme placer encontrar los hilos que unen el mundo del espíritu y nuestra realidad. No es lo mismo cernirse a un camino espiritual o a un sendero tradicional que tiene el amparo de una cultura atrás, que colocar los pilares fundamentales de una cosmovisión nueva, nacida de un tiempo sin antecedentes y cuyo anclaje trae un paradigma que es sólo relativo al amor como expresión y a la libertad como rodaje. Eso estábamos haciendo, levantando un camino espiritual que desarrollara el Cielo y su sabiduría, en la Tierra. Por eso reconocer cuando se presentaba la continuidad del amor de aquel lado hacia este, era de verdad reconfortante. No estábamos solos o mejor dicho, siempre estuvimos acompañados.

Hay verdades que nos completan, que nos colman. La certeza de estar despertando un camino espiritual que no tiene antecedentes, es muy fuerte. Estar al frente desde sus inicios, sembrar llamados, cosechar almas y construir la familia, sólo es posible contarlo desde el corazón. He sentido mucha soledad en este plano, sé que Gabriel también. La consagración de mi hermano me hizo sentir liberado, aunque no completamente. Asumir el destino de cada uno implica entender que vinimos a esta Tierra con un propósito. Cuando nos desatamos de los parámetros culturales, en el intento de encontrarnos con nosotros mismos, llega un momento en que comprendemos que la mayor libertad  se consagra dentro nuestro al elegir el lugar que es para nosotros y nos estuvo esperando hasta estar listos para asumirlo. Eso es ser libre y abrazar el destino.

Sé que recibir una bendición de semejante belleza y responsabilidad en tiempos sagrados, significa empoderarse. Es un espacio de fuego interno y de autoridad en el movimiento hacia afuera. Con naturalidad, aceptar al espíritu en la vida, implica pasar al frente, con el corazón adelante, en momentos donde la humanidad toda y los círculos a los que llegamos, están esperando una voz que traiga esperanza, para volver a levantar la confianza en la vida. Hay cientos, miles de corazones que quieren ponerse de pie y es un honor ir hacia su encuentro para apoyarlos. Ese lugar había asumido Gabriel y yo estaba feliz de ya no sentirme solo en este plano nunca más y de sentir que el camino recién estaba comenzando, en familia.


Camilo






jueves, 5 de diciembre de 2013

Bitácora. Parte tres: acuerdos, desencuentros y armonías

Había sido una semana íntima, de procesos individuales, de enredos y hasta de confusión. Llegué al viernes muy cansado y entregado a lo que viniera, no me había sucedido antes estar a punto de dar un taller y que los tiempos se convirtieran en desencuentros. No estaba todo preparado para trabajar. Conocía la sensación de inconformidad que me invadía y aún más la auto-exigencia que brotaba de mí. Muchas veces había comenzado a trabajo con dudas e incertidumbres y jamás me había sentido solo o desprotegido. Como pude me agarré de la sensación, por más pequeña que fuera, de que estaba siendo sostenido por la divinidad y que ella sabría hacia dónde estábamos yendo y por qué lo hacíamos de esta manera.

No había enojos, simplemente no hubo forma de juntarnos previo al viaje. Nos vimos poco antes de llegar a la terminal y como siempre, se presentaba el amor a primera vista, como pasa entre dos hermanos que los une el propósito del corazón. De inmediato abrí mi bolsa de tabaco y con él se disparó la conversación. Primero sin mucho orden, de acuerdo a las necesidades del alma, luego, tras tomar asiento en el ómnibus, las prioridades se marcaron con claridad.

-          Gabriel, no tengo el taller preparado del todo y me preocupa. Me sentí muy solo esta semana y por momentos hasta me pareció que te descansaste en mi. Me agota hacerme cargo de estar en el frente de la tarea, recibir instrucciones, que decanten, ordenarlas luego. Comprendo que vos tengas tu trabajo, pero tenés que saber que en algún momento esto va a cambiar. Siento que estoy sosteniendo mi proceso y el tuyo a la vez.

-          Te entiendo, Cami, no estás solo, yo estoy. Me hago cargo de mi parte.

Más o menos así comenzaba nuestra conversación. De pronto abrimos un mensaje que Gabriel había canalizado para mí en forma de cuento y el cual yo no logré entender. Lo repasamos, estuvimos atentos a mis resistencias, a las partes que por uno u otro motivo, me negaba a querer ver. Ese cuento hablaba sobre la esencia de un Hombre Rayo, consagración dada desde el mundo del espíritu a quien despierta en su corazón al Cielo y su sabiduría para que a partir del rayo, se levante el hombre con el compromiso de sanar su vida, llevar entendimiento y claridad a lo que le pasó y poder colaborar en el camino de otras personas. Es un nuevo legado cultural y linaje dado desde el cielo y se asemeja a la senda del chamán, aunque unos pertenezcan esencialmente a la tierra y otros al cielo. Yo insistí:

-          Está bien que a vos te parezca que sostener tu trabajo y estar en los talleres y actividades es una forma de integridad. No lo cuestiono. Pero tenés que saber que la consagración de Hombre Rayo, cambia completamente las cosas. Dije.

-          No entiendo en qué cambia si yo no me corro de mis responsabilidades, Cami. Decíme todo y no te limites porque no te estoy entendiendo.

-          Mirá, Gabriel. Cuando yo recibí la bendición como Hombre Rayo, hubo un antes y un después. Este camino no tiene una línea cultural ni registro anterior del cual tomar fuerza, energía e impulso. Aunque tengamos a todo los Maestros atrás, adelante y a los costados, quien tuvo que poner el cuerpo para empezar a sostener esto, fui yo. Y me parece que eso es lo que no entendés. Que ya es tu hora, estás preparado aunque te hayas negado a reconocer que todos estos meses fueron de instrucciones permanentes para poder asumir tu lugar. Porque siento que estoy encarando mi proceso y el tuyo y eso es lo que me agota en las energías.

La conversación continuó horas y nos dimos cuenta en ese momento que lo que estábamos hablando era si estábamos dispuestos a seguir adelante juntos o no y de eso dependía que Gabriel reconociera su lugar. Todo podía haber terminado allí, pero refundamos nuestros acuerdos y en horas nada más, cambiaría completamente el panorama.

Llegamos a Paysandú luego de hablar sin interrupciones, dejando la cabeza de más de un pasajero al revés. Nos esperaba la casa de Fernando y su familia en la cual nos alojamos para facilitar el taller. Era tarde ya y Gabi salió un rato largo, me llamó la atención su ausencia, pero ya estaba acostumbrado al devenir del mundo del espíritu y su requerimiento en un sitio u otro. Cuando volvió y de manera espontánea, hicimos un círculo de sanación entre los que estábamos para armonizar las energías de todos y especialmente, las de los dueños de la casa.


Al irnos a dormir, Gabriel me contó algo perturbado que lo habían encerrado varias entidades oscuras por motivos íntimos de la casa donde nos quedábamos. No importaba tanto el por qué, sólo que a cada palabra de Gabriel, su postura iba encogiéndose y de pronto veo varias sombras que le estaban absorbiendo su energía. De un salto quité esas entidades de su campo  áurico y me invadió una voz o muchas dentro de mí...

(Continúa)



Camilo

martes, 3 de diciembre de 2013

Bitácora. Parte dos: la resurrección de la voz.

Los tropeles seguían corriendo junto a nosotros, acompañándonos y colgando del aire. A mi lado el libro de la vida, las hojas de la tierra, la sabiduría siempre nativa y fresca y el conocimiento divino, éterico y en tinta dorada. Minutos antes, apenas habiendo atravesado Montevideo, se había presentado nuevamente Nucaey. Su energía era fuerte, su gesto adusto y a la altura de la memoria que custodia. Un anitguo espíritu charuá, al decir original de los pobladores de las praderas.

Él es un cuenta cuentos, su medicina o don es guardar en su alma el registro de la tierra en la que nació: Guaraní, la tierra del gato al revés, el portal de la pirámide azul; en la antigua selva misionera de Paraguay. Llegó desde aquellas tierras y fue adoptado por las llanuras charuás.
El cuenta cuentos es quien va de una comunidad a otra portando un mensaje y en su narración, despierta la memoria del corazón en las personas. ¿Cómo fue que vivieron antes las comunidades del amor? Eso vino a enseñarnos.

La bendición para caminar nuestro país ya estaba daba, ahora era momento de explicarnos de qué manera los hijos de la Tierra y los hijos del Cielo se unirían finalmente en círculo y en consenso. Yo estaba sentando junto a Gabriel, traduciendo lo que Nucaey contaba. El camino que me mostraba, entendíamos, sería el de toda una vida. Fuegos sagrados y luz en las praderas, diseños e instrucciones para habilitar el Camino del Cielo en coherencia con el espíritu que envuelve al Uruguay.

Nos mostró que no hay distancias entre un sendero divino y el antiguo camino azul de los espíritus tal como lo sostenían los guaraníes y cómo el azul y el camino rojo de la vida, debían fundirse para custodiar la vida y gestar de verdad una nueva forma de amor desde el respeto por la diversidad.

Las imágenes no cesaron por largas horas, no me hacía falta ver a través de la noche desde la ventilla que se desplegaba a mi costado para reconocer los enjambres del misterio y en ellos, los ancestros de esta tierra.

- “Lleven el Uruguay al camino de la luz. Devuelvan a este territorio su memoria sagrada, no sólo el camino de la Madre debe levantarse aquí, pues el territorio se está elevando y ustedes acordaron canalizar el Cielo para hacerlo descender. El recorrido será arduo pero está plagado de diversión, ustedes saben entretenerse en el viaje. Pronto deberán llevar el diseño del Padre a muchos rincones de la Madre, la alianza con el Norte ya está en camino y las instrucciones serán dadas en el momento preciso, no antes. Aguarden en sus corazones y sentirán los tambores, ellos les indicarán dónde ir”.

Su espíritu se alejó de manera precipitada. Antiguos lakotas, tribus de Norteamérica llegan desde entonces cada noche y cada día si la conexión que logramos y la conciencia que alcanzamos, hacen la reunión sagrada.

De pronto el ómnibus detuvo su marcha en plena oscuridad y decidimos bajar a ver qué ocurría. Otro micro delante nuestro había sufrido un inconveniente en una de sus cubiertas, por simple solidaridad, el chofer del coche en que viajábamos decidió interrumpir el destino, ya cerca de Paysandú. Nos sentíamos rodeados de aire fresco y sin embargo, también el calor de los montes estaba próximo. Estábamos siendo sanados y bendecidos y para eso, teníamos que poner los pies en la tierra para que esta se llevara a su centro, nuestras raíces y en nuestros corazones se prendiera la memoria íntegra de quiénes habíamos sido hacía ya muchos años. 



Camilo

lunes, 2 de diciembre de 2013

Las comunidades del amor

¿Cómo y de qué manera nacerán las comunidades del amor en medio de las posturas debidamente construidas para contraernos del amor y quedar en el centro del miedo?

¿Cómo se hace, en un acto de revelación, para bajar las resistencias y subir el estado de conciencia? El amor, en calma y movimiento, puede mucho más que la debilidad que guarda el temor. Esta batalla que se mece en cada uno, ya está ganada.

De un lado de la balanza están los estados de sometimiento a los cuales nos condenamos y del otro está la profunda transformación en conciencia a la cual estamos subidos. No hay forma de volver hacia atrás ni voluntad para retroceder.

En la tercera dimensión —que es el estado de experimentación principalmente material—, hace agua la relación de cada uno con todas las expresiones de vida, pues están sostenidas por un acorde disonante a la misma naturaleza. En ese plano, no hay mucho derecho a sentirse merecedor de soltar lo que hace mal y a tomar lo que hace bien, a encontrarse libre. A ser vos mismo. Es un terreno espinado y empinado, cargado de conflictos y enfrentamiento porque los que están en lucha son tus luces y sombras. Allí siempre hay víctimas de un universo que tiende sobre los estados personales y privados, un problema irresoluble: la vida. El problema es que no hay nada personal, la verdad es que todo es para bien y al fin es el “nosotros” el que se extravió.

¿Cómo pueden andar bien las cosas si el corazón humano está empecinado en retraerse y en auto salvarse? No hay abastecimiento que alcance si soy el que quiere adueñarse del circo, ser el malabarista, quien corta los boletos, el payaso que ríe y llora a la vez y el espectador que quiere mirar todo cuanto pasa alrededor.

Hay miles de individuos, grupos y colectivos haciendo contrapeso en la balanza y llevando el equilibrio hacia otro lugar. Está bastante claro desde nuestra racionalidad que se acabó el tiempo de pelear e ir contra el sistema y sus articulaciones de dominación. Los efectos de su poder sobre la autoridad de nuestro corazón durarán años y décadas, tal vez más. También es cierto, se irá nuestra vida en el aliento de dejar un legado diferente, expresando y caminando una perspectiva que señala otra manera de vivir. Ya pasamos la dimensión de lo posible, nos está sucediendo y es real.

Lo están diciendo intelectuales, organizaciones, líderes de muchos círculos y personas de a pie: el quiebre es comprender que no lo tenemos que hacer por nosotros, sino que estamos gestando un tiempo fundacional, cuyo eje y centro opera desde ahora, por un horizonte común. Lo estamos haciendo por las generaciones que ya están y las que vienen.

El momento en el cual se produzca la fractura y el punto de inflexión, será cuando un volumen mayor de personas decida simplemente dejar de alimentar la forma actual. No es necesario que dejes nada, hacélo desde el lugar donde te encontrás. Ponéle amor a lo que hagas o hacé algo que ames. Si no tomamos la determinación por voluntad propia, la vida igual nos acorralará hasta salir a buscar nuestro espacio, aunque lo hagamos con mal humor y desgano. Siempre volvemos al lugar donde se gestó el conflicto inicial por el reparo que estamos necesitando. A partir de allí, las bases no son sólo firmes, son contundentes y descargan bajo nuestros pies, el peso del espíritu. El alma señala la siguiente dirección.

Si se dejan de reproducir los mismos patrones y se lleva la atención a lo que el corazón de cada uno precisa, lo demás se desmorona con naturalidad y sencillez. No hay que hacer ningún esfuerzo ni acabar con todo a las pedradas. Se cae. Alimentá tu vida desde la timidez y la vergüenza que te enseñaron, no importa, de todas formas la magia hace su parte y el milagro se presenta. ¿Qué ganás quedándote allí? ¿Qué perdés intentando ser feliz, el pasado?  ¿Perdés el recuerdo de lo que ya no está? ¿Dejás atrás a los que ya se fueron? No, es al revés y lo quiero dejar claro. Todo eso y todos ellos te acompañan y te guían. Un paso al frente, por favor y todo lo empezarás a ver distinto. Es una promesa, sí. Y es una bendición que lentamente recuperes tu íntimo fuego.

Te quiero decir algo muy importante: el recuerdo del dolor es lo que te sujeta y cuando te animás a moverte, la memoria enternece tu mirada y se llena de sentido lo que te pasó. La memoria es tan sagrada que no nos permite acceder la mayoría de las veces, a las instancias dolorosas, para no quedarnos en el drama. Se accede nuevamente a esos momentos profundos y emotivos, cuando el amor es quien está para sostenerte en ese ambiente.

Si en nosotros hay niños heridos en corazas adultas, este sistema es una gran guardería, un depósito de huérfanos a los cuales los padres no vienen a buscar jamás. Entonces habrá que ir a reconciliarse adentro. Se habrán fijado que un niño no aprende por las palabras, sino por las acciones de los adultos. Esas son las referencias que lo educan.

Si hay toneladas de dolor y de miedo manteniendo este estado de situación, lo peor que se puede hacer es arremeter contra la herida, porque es la expresión colectiva de la ignorancia. Simplemente hay millones de seres humanos que no saben vivir de otra manera y mucho menos pueden pedir ayuda, porque desconfían de todos y de todo. Abrazá otra dirección, firmemente y cuando alguien llegue a las puertas de tu corazón, mostrále tu mano abierta para que vea que no escondés ninguna piedra ni que le estás reservando gesto alguno de violencia.

El ocaso está llegando desde el oeste y desde su dirección opuesta, se está levantando una nueva inteligencia. La intuición y la percepción son los hemisferios del corazón, con él se puede pensar, como se puede ver la vida a través de los ojos del espíritu. Lugares más altos y elevados nos esperan para abrir puertas, dimensiones y frecuencias donde se reanude la experiencia vital más importante: el amor.



Camilo