martes, 5 de junio de 2012

Los hijos del rigor y el hilo tambaleante II

No me molesta hablar de mi. Necesito ese ejercicio para ubicarme, para encontrarme. Para dar brazadas entre la confusión y reconocerme entre la marea. Esa es mi tarea, me han dicho lo suficiente los adultos sobre mi mismo, para perder quien soy. Sin maldad, todo estaba en su lugar cuando vine a este mundo. Las cosas conspiraron para que a nadie de la familia le importaran los asuntos esotérico-espirituales, a nadie más que a mi.  El camino escogido es autodidacta., búsquese en el ámbito que sea, las cosas que amo hacer, las aprendí de la manera más verdadera, haciéndolas. Escribir, hacer música, leer -no la acción, sino la opción de qué leer-, estar en pareja, convivir, ser padre. Encontré que ese es  el lugar en la vida a ocupar, reconocer mi propio andar, con luz personal. Cuento con voces que me importan, que me resultan determinantes para avanzar en ciertos aspectos: Noelia, mi madre, y a largo plazo, lo será Julieta. Por extensión, vivo en un barrio donde están asentadas personas que son referencia para mi, Alejandro Corchs en particular y por su exposición. También hay otros que quiero y amo, anónimos y poderosos, y son fuente inagotable de esperanza y sabiduría. Esas voces también son sustanciales para mi. 

Pero para los hijos de la generación del rigor, hay todavía conocimiento y sabiduría escondidos, no hay afán de prenderse a otro juego, a otra manera de entender la realidad. Yo creo comprenderlo y sigo adelante con mi cantar. A cuestas llevo las irremediables ganas de ser leído, escuchado y comentado. Las ganas de ser correspondido, las ganas del feedback. No puedo desprenderme de la eterna sensación de hablar por adelantado, de prevenir, de vaticinar. He dejado testimonio de no hacer profecías, pues mi lectura no es del futuro, sino de un presente que me resulta obvio y predecible, hay finales insospechados, y creo que el recorrido de la humanidad, se exprese en lo colectivo o en lo individual, no es de esos. Pero soltar la ansiedad de que explote el blog y lluevan los comentarios en facebook, es tarea diaria. Cuento con el apoyo de Noelia, sosegando mis fibras, inspirándome a conversar entre nosotros y a respirar profundo. Ella me insta a confiar en que las cosas transcurran, fluyan, a dejar que el tiempo cure y el rezo dure, que todo llega. 

Así que no se asusten si me comporto como un loco -parafraseando a Los Piojos y su "Bicho de ciudad"- , es necesario que a veces sea así. Tomo una curva itinerante, quito las etiquetas a veces para que le llegue el mensaje a quien le tenga que llegar. Hundido en el comienzo del invierno, presagiando estruendos oportunos, anticipando estallidos imposibles de contener, descifrando los mapas que se avecinan, deslumbrado por la nueva geografía, así me encuentro. Así serán las cosas, la naturaleza se ufanará del rigor de la academia, de sofisticaciones híbridas, de esta racionalidad con fecha de vencimiento en las narices, de tanto aire presumido. 

Que nos vaya bien a todos, ya sabemos donde encontrarnos. Salud y anarquía. 

En el año del dragón de agua,  junio.
Ahó Metakiase (Por todas mis relaciones).
Camilo Pérez Olivera

1 comentario:

  1. Que bueno es esto de llegar primero, es como en los cumpleaños, comes más , tomas más,podes elegir la silla. Después llega un montón de gente y si quieren te saludan. Que feo esto de los cumpleaños, es casi como escribir, haces un montón de comida, te gastas una guita en bebidas cola, en light por las dudas que venga la gorda amiga de la vecina de tu vieja, vino que si no se toma mañana le damos de punta.....
    Escribir es una fiesta sorpresa, donde todos están invitados y ninguno tiene obligación.
    Escribir es cantar desafinado, pero dejando la garganta en cada alarido.
    escribir es sembrar mil semillas y festejar un brote, una hojita, un casi fruto.
    ya termino para no aburrirte, escribir es dejar cicatrices en una piel de papel.
    Mi presente, en algún ayer , fue futuro.

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