jueves, 21 de junio de 2012

La memoria o la miopía existencial

Nos escapamos de lo que más necesitamos. Ya no sé cuántas veces escuché eso. Moneda corriente en el barrio de la espiritualidad. También yo me escapo...  Me escapó de las ceremonias de medicina por una mala experiencia que fue una bendición mirada a la distancia. Me escapo del consejo de los Hombres Medicina cuando lo necesito y no voy por sus casas, porque mi corazón quiere y mi cabeza sale corriendo. Cuánta medicina para todos, nos hemos convertido en profesionales del escapismo.
En estos días se ha cerrado un ciclo personal en la antesala del día de abuelo, el día que Artigas nació hace muchos, muchos años atrás. También el día en que las naciones originarias del Sur, en especial la Nación Charrúa y la Nación Guaraní, celebraban el nuevo año sobre la base del calendario Lunar.

Se nota la existencia de fuerzas que purgan por despedir viejos dogmas y en eso está la política liberando la marihuana, integrándola. Por concepción, abandono al Estado en cualquiera de sus dimensiones, le suelto la mano.

Conviven en esta tierra la costumbre y la tradición, el viejo estadismo uruguayo, sus grises tristes, llorones y apesadumbrados. Conviven en esta tierra el nuevo uruguayo en color y HD, los partidos políticos tradicionales –blanco, colorado y en una especie de “F5”, se actualiza en estas filas el Frente Amplio- y el país de las vacas repuestas. Conviven la mentira de un país inventado, la laicidad y el ateísmo de escuela racional. Conviven un país de raíces extirpadas en las postrimerías de Salsipuedes y el Estado de modales franceses e ideologías prestadas.  Conviven la falta de memoria y la omisión oficial a los crímenes contra la Nación Charrúa. Todo esto y mucho más, mañana cuando canta el gallo, no va a salir en la tapa de “El País”.

Está naciendo la memoria también en esta tierra de raras convivencias, estamos recordando lentamente. Es posible que la memoria no emerja desde los planos más conscientes de la sociedad. Pero que se hable, que se discuta, que se nombre a la ayahuasca, que se quiera legalizar la marihuana -Santa María para los caminos nativos- es todo un éxito. Muchos hombres y mujeres de esta tierra vienen rezando por vivir en la verdad, la simplicidad y el amor  y el rezo devuelve sus frutos.

Es cierto, hay mucha falta de respeto, pero reconocer que existen otras formas es un paso. Hay muchas personas honrando las medicinas de la tierra, de esta y de otras latitudes. Hay mucha gente honrado la memoria de los ancestros que vivieron en estos sitios antes que nuestros abuelos españolitos e italianos lo tomaran a prepo y de malos modales.

Es bueno dejar de correr y escaparle a aquello que necesitamos. Quizás sería bueno dejar de darle la espalda a quienes habitaron este suelo. El triunfo del librepensamiento europeo –como dice Gonzalo Abella- no sólo impidió comprender nuestras raíces, impidió advertirlas. El Estado reconoce en este junio de 2012 que existe una relación entre el ciudadano y determinadas sustancias, hay experiencias que nos desvisten, al costado de la racionalidad.

Advirtamos entonces que hay unas cuantas cosmovisiones que se ordenan en absoluta armonía con la naturaleza y que ya no hay que rastrearlas a 300 años de distancias, están acá, al regreso del zapping televisivo, a pocos kilómetros de los vicios urbanos, de las miserias del libre mercado. Es bueno lavar la mirada de vez en cuando, es bueno advertir que vivimos, a veces, en un estado de miopía existencial.  


Camilo Pérez Olivera 
Ensayando otra manera de vivir¡!

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