Esta nota presenta un perfil de despedida, un viraje, un
cambio de dirección. Más bien una acentuación de la dirección que hasta ahora
he transitado, en fin...un cambio de forma. He compartido que la mitad de las
amistades de la red social facebook fueron "cedidas" por mi
señora madre, generosamente. Ella, de buen talante, me instó a compartir
aquello que escribo, y a mi, se me abrió algo más que la inspiración al
convidar mis textos por la vía mencionada.
Las primeras notas estaban un tanto sujetas a relatos
familiares, itinerarios de fines de semana, siempre con el aditivo calor que se
desprende del vínculo de los afectos. Luego, cuando hervían dentro de mi las
ganas de opinar acerca de sucesos cotidianos, de esos que entretienen la
sensibilidad del común de los mortales, emprendí un recorrido sinuoso. Presentar
un punto de vista "espiritual" aún hoy no parece tarea sencilla,
aunque intuyo, uno o dos de cada cuatro individuos que conozco en este mundo,
persigue un interés por cualquier aspecto que lo acerque a su fuente interior:
yoga, meditación, artes marciales en sus diversas formas y contenidos, reiki,
magnified healing, cuencos tibetanos, terapias florales y de las otras,
constelaciones familias, símbolos de luz, registros akáshicos y caminos y retiros
espirituales colectivos por doquier. A esta altura, no conozco alguien que de
forma directa o indirecta, no se vincule a estas herramientas.
Aunque los contactos que he heredado de mi vieja, incluso
con gran sensibilidad, no se sientan correspondidos en mi mensaje, los he
convidado estos meses a leer estos trabajos. Continué buscando con el motor que
me es propio y confiando en abrir el terreno posible, y resucité contactos con
grupos y particulares afines a la materia espiritual. Quiero dejar sentado
que comprendo que para muchos, estas anotaciones que realizo, se encuentren
carentes de rigor académico. Algo así como: "¿De dónde saca, este tipo,
semejante disparate?", comentará más de uno. Las carencias de rigor
académico siempre han acompañado mi caminar por esta tierrita. Jamás falté con
aviso a mis actividades curriculares, fui siempre bastante revoltoso, pero de
esos que siempre vuelven a casa, tarde y esperando un plato de comida o la
posibilidad de un baño caliente. Fui siempre un burgués, sensible e
intuitivo.
No hay rigor, ni perfección en estas notas, hay faltas de
ortografía aún que no logro conceptualizar -no entiendo la diferencia entre halla y haya para
su correcta aplicación, no me entra...-, y desde luego, en materia de
fuentes, las cosas que digo, si escribiera que simplemente me siento y me
conecto con lo que me pasa acerca de lo que sucede de la puerta del ligustro
para afuera, habla de una falta de seriedad importante. Tal vez.
Para mi, habla de estar en el centro, en el eje interior.
Conectado con las emociones, con la subjetividad, tirando al infierno las
reglas y estructuras. De no tener que buscar la palabra de personas más
legitimadas para que expresen mi parecer. Dejé de publicar cosas de otros en el
muro, mi casa. Me aburren de sobre manera los clásicos, por cierto, en la
dimensión que sea. No logro pasar la cuarta página sin bostezar. Quizás porque
en la educación recibida hay materias que son obligatorias, y por ser
inlfexibles, pierden belleza. Gracias a esa ventaja que me es dada, abandoné
cualquier atisbo de clásicos y encontré autores extraños y marginales. Libros
de $20 en liquidaciones que son un manjar, llegaron a mi mano por la astucia de
Noelia. Buceo permanentemente en aguas profundas. He leído un verano entero a
Nietzsche con 18 años, ante la mirada atónita de mi viejo. Las lecturas de los
ómnibus que me acompañaron alternaban entre Foucault, y escritores teóricos y
anarquistas: Rosa Luxemburgo, Mijaíl Bakunin, Errico Malatesta. Incorporé
luego, escritores y artistas que vinculaban la libertad a la naturaleza y allí
empezó todo, la verdadera composición.
Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!
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