sábado, 2 de junio de 2012

La casa del Sol naciente

Vendrá un tiempo en que la serpiente descienda los escalones de la gran pirámide. Vendrá un tiempo en que la ciudad que se irguió sobre las aguas se hunda por su propio peso, por el peso de su ignorancia. Llegará el momento en que el cóndor vuelva a elevar el dolor para que transmute en el cielo. Llegará el momento en que emerjan de los océanos, las ciudades de quinta dimensión, y con ella, su conciencia, su luz y su memoria antigua. Llegará el tiempo en que los pueblos originarios unan sus voces dolidas en una gran bandera multicolor y la alcen, orgullosos, levantando el camino de sus ancestros. Honrándolos...En ese momento, el hombre blanco habrá sido rojo, y reconocerá esa sabiduría como propia, porque todos hemos de haber pasado por todos los sitios del circulo. 

Vendrá el tiempo en que con humildad, el hombre se presente ante el fuego, pidiendo clemencia y reclamando la sabiduría originaria. Vendrá el momento en que habremos de sostener el fuego noche y día, día y noche, y no habrá diferencias entre una cosa o la otra. Vendrá el tiempo en que la Tierra abandone su letanía al llamado de los tambores retumbando, en ese momento, la Madre enderezará su columna y su piel se abrirá por todos lados. También veremos un tiempo, como en la antigüedad  donde cambien los polos electromagnéticos y la brújula, buscará el Norte en el Sur. Como lo profetizaron las culturas indígenas y lo dibujara Torres García.

Estos, son esos tiempos.

Las cadenas televisivas apenas susurraron a regañadientes un sismo en el Norte de Italia el 20 de mayo, ni las réplicas sucesivas, tampoco hubieron ecos del sismo al Norte de Argentina hace una semana. El gobierno de este último país se corre día a día hacia un lugar autoritario, vertical, intolerante a ultranza, sumiendo al pueblo argentino en una dictadura encubierta, llena de limitaciones. La Presidente Cristina Kirchner, también ocupa un lugar sagrado, se está haciendo cargo del despertar de conciencia en su nación, llevando al frente la nación de la Gran Mujer, la que parirá la nueva humanidad. España, mientras tanto, decide por estas horas de qué manera sostener algún rato más su caída, a punto de inyectar a su corazón miles de millones que salven la banca para acelerar su proceso. A punto de sufrir una embolia.
La sagrada trinidad: el Padre (el conocimiento), la Madre (la sabiduría) y la Madre Gestadora, están hoy en nuestras narices. Si los efectos de estos sucesos están siendo atenuados, es porque hay miles de personas actuando en conciencia para ello. 

Nos acercamos a nuestro propio parto. Esta es la casa del Sol naciente, este es el sitio donde no hay un solo espacio para otra consigna más. Es el momento en que nos comienza a envolver un silencio esperanzador, cargado de alegría, donde se cancela el tiempo. Es el retorno al amor.



Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!

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