Ay familia...familia...los íntimos y los más lejanos, los nuevos amigos del fb, los que están hace tiempo, familia toda, esta realidad no da respiro! En el círculo íntimo, allá lejos, hace un par de años, cuando por estos lares comenzamos a andar nuestro camino espiritual, fue una parada que contextualizaba inquietudes que hervían en mi desde que tengo memoria. Y la espiritualidad tan propia se convertía en aquellas verdades que hablaban lo que mi corazoncito tímido no podía aún traducir en palabras, ni que hablar de escribir largas notas por aquel entonces. Luego, llegaba yo de mis ceremonias del camino, o de algún que otro cursito dispuesto a salvar a mi familia y amigos sobre lo que iba sabiendo, enterándome. Por supuesto, palabras más, palabras menos, personificaba la locura, porque no había academia, ni facultad, ni universidad, ni ciencia, que sustentara lo que yo empezaba a balbucear que iba a ocurrir. Hace dos años comenté que el 2011 sería un año de grandes catástrofes, signado por movimientos en la naturaleza producto de incomunicables informaciones que hablaban de alineamientos planetarios y otros menesteres. El año pasado, en el último trimestre, comenté con más seguridad que el 2012 venía de fuertes movimientos sociales. Al paso de los indignados de Madrid entre otras ciudades de Europa, y extendiéndose a otras grandes capitales del mundo. Se han levantado decenas de revueltas en Africa y Medio Oriente. Se desvanece la estabilidad que nos hizo sentir seguridad bajo nuestros pies. A esta hora, escribo en prosa, un poco de poesía que convierta y cambie la pesadilla por los sueños. Con tal de que a uno, dos o diez de ustedes les puedan llegar estas palabras, me siento y escribo, y para mi con eso alcanza. Por suerte no prendo la tele hace días y una vez más, no alimento mi propio morbo con muerte alguna, aunque estas hieran mi sensibilidad.
Nos indignamos con el asalto, nos indignamos con la televisión que muestra los asaltos, nos indignamos con los políticos que salen por la televisión indignados por los asaltos. Los escucho indignados porque los indignados por los asaltos pertenecen a una agrupación política y elevan sus voces. Escucho indignados porque molesta que se indignen desde otros bandos partidarios, y entonces se indignan con otros uruguayos, igualitos que vos, pero de otro color y molestos con el poder de turno. Uruguayos indignados con otros uruguayos y todos juntos indignados contra los que asaltan negocios y vidas. Unos contra otros. ¡Repitiendo la cadena de los enemigos sin parar!
La convulsión social vino para quedarse, para mover los revoques que van quedando de una pared social en convulsión permanente. Todos contra todos. Contra la pasta base que entró en la era Batlle -¡la mierda que entró pasta base entonces!-, contra el Frente o contra Vamos Uruguay, contra un sector u otro dentro del gobierno que se enfrenta, como fuerza política, a una elección presidencial en días. ¡¿Es que no lo vemos? ! No hay salida así, es un rebote permanente contra las cuerdas hasta la piña que viene. Un final trágico si no cambiamos la mirada de una vez por todas.
Ajústense los cinturones, desde mi mirada "espiritual", de loco y sin licenciatura ni un comino que me respalde, siento que esto recién empieza. "Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir", a mi que me fascina citar al Indo. No hay a donde escapar. En días, cuando nos acerquemos a mitad de año, otra realidad nos va a dejar alucinando, porque de pronto, al único espejo al que vamos a poder gritarle nuestra indignación, es al personal. Si dejamos de escapar al televisor que nos tiñe con otra crónica roja, si dejamos de alimentarnos de tanta porquería, vamos a empezar a asustarnos de lo que vemos de nosotros mismos. Capaz que allí, resulte reparador ver el amor que está a tu costado en vez de consumir tanto odio. ¿Cuánto tiempo te podés sostener la mirada a vos mismo?
En concreto, la indignación y todo lo que nos moviliza, es el estado de conciencia en que vive cada uno. Me acuerdo de uno de los pasajes de la biblia, cuando Jesús -creo- dijo: "El que esté libre de pecados, que tire la primera piedra". En este país, que llamamos "cristiano" a cualquier hijo del vecino, estamos en una batalla campal, arrojándonos bloques, ladrillos y balas a la cabeza. Acá no existen santos... y quien se erija como dueño de la verdad, en definitiva, no hace más que olvidar, que existe una verdad en el corazón de cada individuo de esta tierra. El consenso no se levanta gritando más fuerte que el de al lado, ni reuniéndose con los que piensan bien parecido a nosotros. El círculo, la horizontalidad y el consenso, nunca fueron cualidades de la política; porque en las raíces, cada uno de nosotros, tiene metido hasta las cejas la educación prohibida.
Camilo Pérez Olivera
Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!
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