lunes, 6 de agosto de 2012

Agua

Las aguas de la historia han modificado los hechos, torcido los tiempos y los acontecimientos, han sentenciado la suerte de imbatibles dioses y emperadores. En todo caso los hombres, más cercanos o distantes de la suprema providencia divina, siempre han estado hechos de agua, hechos de emociones, hechos de alegría y de tristeza, hechos de llantos de agua con sal y hechos de amor a besos de agua dulce. Han sido como arrecifes, enternecidos, hundidos en el vientre de los mares, transparentes, nítidos, completamente submarinos. Han tocado el fondo de lo que les pasó, han tocado las aguas de lo que les sucedió, han llegado a tocar la tierra que sigue al agua.

Ser como tempestades, furiosas, verdaderas, sin atenuantes, sinceras tempestades. Meditar de cara a las aguas que hierven el frío, que derriten la soledad, en el borde más frenético del acantilado más impresionante. Arrojarse al agua desde esa altura y creer que en ese mismo instante aprendemos a volar. Desplegar la imaginación, extender las manos, mover el júbilo con la mayor expresión de libertad que anide en nuestros corazones…y traspasar las aguas más inmensas, interminables, sobrevolarlas, acariciarlas subidos a la velocidad.

Zambullirse en el caldero más inquieto y renacer frescos, quemar los miedos, inundarlos, cerrar las dudas, perder en el movimiento algo de ambigüedad. Sumergirse hasta volver a ser pez, tragarse el océano, volver a abrir los ojos allí abajo y descubrirse en el viejo mundo. Traer los mitos a la superficie, traer la Atlántida, girar el tiempo y convertirse en tritón. Ver los ojos de una niña, mitad sirena y mitad mujer. Mirar los mitos y las leyendas, mirar los mares obedeciendo a Poseidón. El implacable señor del agua enjuagando las corrientes con su tridente. Se vuelve cierta la profecía y se revuelven el tifón y la tempestad. Cubren los cielos inmensas olas precipitando los tiempos, hundiendo a Leo y sobreviniendo la oscuridad.

Aguas eternas partiendo el tiempo, naciendo eras, aguas enteras, giró la rueda y se impuso la dualidad. Los peces vuelven y bajo Piscis un parte aguas nos dividió. En esta historia hay varias aguas y todas ellas nos dejan sed, ahora que nace Acuario seremos peces en buen fluir.

Luego del gobierno de Poseidón, luego de las epopeyas de los dioses, las aguas se cobijaron bajo el influjo de la Luna. Centellaron otras estrellas a lo alto y todo se bañó con el sello de las olas que viajaban el cielo. Aquel firmamento fue un corredor que terminaba en trampolín desde donde las nuevas aguas se arrojaban, salpicando la Tierra. Se grabaron los océanos, los ríos, los lagos y los arroyos y todo en la superficie fue adquiriendo otro matiz.

El agua vio correr mareas enteras de civilizaciones, las regó a todas, a veces con furor y otras apenas fueron humedad. El hombre sabio, primitivo, de la pre-ciencia y anterior a los prohombres, danzó con los pies retumbando la tierra y el rostro elevado rezando al agua. La pidió para su vida, para su subsistencia y la de los suyos. En tiempos en que las hazañas le pertenecían a la comunidad y no a las individualidades.

Cada agua tiene un perfil y es una celebración. Las lloviznas son para jugar, para arrebatarnos las sonrisas, para que baile la inocencia y se contagie la ingenuidad. Para correr descalzos y chapotear las alegrías. Para tomar un montoncito de gotas de lluvia entre los dedos y salpicarla a los ojos de los deseos. ¡Agua fría y pequeña para despertarlos! Cuando las lluvias son eléctricas traen la magia y la ensoñación, portan los rayos y los truenos, nos conectan con las emociones, los misterios y es un regocijo acostarse a escucharlas o que nos acompañen mientras hacemos el amor.


Aguas calientes que reverberan y burbujean entre las rocas inmóviles o lentas. Aguas como manantiales o como cascadas, potentes aguas. Sobresalientes cataratas, aguas saltando los vacíos, descendiendo los precipicios para encontrarse con otras aguas. Aguas refrescando cualquier paraje, mojando la Tierra en cualquier lugar, montando las laderas, llegando a las montañas, bajando las vertientes donde todo es agua una vez más.

Las aguas se pierden en los confines de la historia, cambian el curso de los hombres, trastornan la dirección de sus proyectos, desfilan en la red del organismo, empapan las entrañas de esa red. Agua súbita, hermana agua, superficie movediza donde viajan los espíritus y las botellas de mar. Agua de Luna y por si no queda claro, agua; desde tus entrañas nacen las mareas que hacen temblar a la humanidad.

Cuando la profundidad se altere, el manto de agua volverá a transformar los mapas, esta vez se llevará lo más triste de nuestro tiempo y volverán antiguos colores a salpicar la nueva edad. Agua que sosiegue el fuego, agua que apague el estruendo, agua a bendiciones, a baldes, a mares, agua navegando el ser, recorriéndome.


Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!

1 comentario:

  1. Me mató la amenaza al pato! pobre pato! serás malo! jajaja. Che...sacaste la mùsica? en mi blog no anda!!!Ah, ups, buena nota! Parecès Fernando Cabrera!! (se entiende el chiste? mmm...)

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