Ser
como tempestades, furiosas, verdaderas, sin atenuantes, sinceras tempestades.
Meditar de cara a las aguas que hierven el frío, que derriten la soledad, en el
borde más frenético del acantilado más impresionante. Arrojarse al agua desde
esa altura y creer que en ese mismo instante aprendemos a volar. Desplegar la
imaginación, extender las manos, mover el júbilo con la mayor expresión de
libertad que anide en nuestros corazones…y traspasar las aguas más inmensas,
interminables, sobrevolarlas, acariciarlas subidos a la velocidad.
Zambullirse
en el caldero más inquieto y renacer frescos, quemar los miedos, inundarlos,
cerrar las dudas, perder en el movimiento algo de ambigüedad. Sumergirse hasta
volver a ser pez, tragarse el océano, volver a abrir los ojos allí abajo y
descubrirse en el viejo mundo. Traer los mitos a la superficie, traer la Atlántida , girar el tiempo y convertirse en tritón. Ver los ojos de una niña,
mitad sirena y mitad mujer. Mirar los mitos y las leyendas, mirar los mares
obedeciendo a Poseidón. El implacable señor del agua enjuagando las corrientes
con su tridente. Se vuelve cierta la profecía y se revuelven el tifón y la
tempestad. Cubren los cielos inmensas olas precipitando los tiempos, hundiendo
a Leo y sobreviniendo la oscuridad.
Aguas
eternas partiendo el tiempo, naciendo eras, aguas enteras, giró la rueda y se
impuso la dualidad. Los peces vuelven y bajo Piscis un parte aguas nos dividió.
En esta historia hay varias aguas y todas ellas nos dejan sed, ahora que nace
Acuario seremos peces en buen fluir.
Luego
del gobierno de Poseidón, luego de las epopeyas de los dioses, las aguas se
cobijaron bajo el influjo de la Luna.
Centellaron otras estrellas a lo alto y todo se bañó con el
sello de las olas que viajaban el cielo. Aquel firmamento fue un corredor que
terminaba en trampolín desde donde las nuevas aguas se arrojaban, salpicando la Tierra. Se grabaron los
océanos, los ríos, los lagos y los arroyos y todo en la superficie fue
adquiriendo otro matiz.
El
agua vio correr mareas enteras de civilizaciones, las regó a todas, a veces con
furor y otras apenas fueron humedad. El hombre sabio, primitivo, de la
pre-ciencia y anterior a los prohombres, danzó con los pies retumbando la
tierra y el rostro elevado rezando al agua. La pidió para su vida, para su
subsistencia y la de los suyos. En tiempos en que las hazañas le pertenecían a
la comunidad y no a las individualidades.
Cada
agua tiene un perfil y es una celebración. Las lloviznas son para jugar, para
arrebatarnos las sonrisas, para que baile la inocencia y se contagie la
ingenuidad. Para correr descalzos y chapotear las alegrías. Para tomar un
montoncito de gotas de lluvia entre los dedos y salpicarla a los ojos de los
deseos. ¡Agua fría y pequeña para despertarlos! Cuando las lluvias son
eléctricas traen la magia y la ensoñación, portan los rayos y los truenos, nos
conectan con las emociones, los misterios y es un regocijo acostarse a escucharlas
o que nos acompañen mientras hacemos el amor.
Aguas
calientes que reverberan y burbujean entre las rocas inmóviles o lentas. Aguas
como manantiales o como cascadas, potentes aguas. Sobresalientes cataratas, aguas
saltando los vacíos, descendiendo los precipicios para encontrarse con otras
aguas. Aguas refrescando cualquier paraje, mojando la Tierra en cualquier lugar,
montando las laderas, llegando a las montañas, bajando las vertientes donde
todo es agua una vez más.
Las
aguas se pierden en los confines de la historia, cambian el curso de los
hombres, trastornan la dirección de sus proyectos, desfilan en la red del
organismo, empapan las entrañas de esa red. Agua súbita, hermana agua,
superficie movediza donde viajan los espíritus y las botellas de mar. Agua de
Luna y por si no queda claro, agua; desde tus entrañas nacen las mareas que
hacen temblar a la humanidad.
Cuando
la profundidad se altere, el manto de agua volverá a transformar los mapas,
esta vez se llevará lo más triste de nuestro tiempo y volverán antiguos colores
a salpicar la nueva edad. Agua que sosiegue el fuego, agua que apague el
estruendo, agua a bendiciones, a baldes, a mares, agua navegando el ser, recorriéndome.
Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!
Me mató la amenaza al pato! pobre pato! serás malo! jajaja. Che...sacaste la mùsica? en mi blog no anda!!!Ah, ups, buena nota! Parecès Fernando Cabrera!! (se entiende el chiste? mmm...)
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