jueves, 15 de marzo de 2012

Deja que el tiempo cure, deja que el rezo dure

Tengo derecho a elegir cómo vivir, aunque mi camino sea distinto al tuyo. No necesito que lo entiendas ni que lo hagamos juntos, necesito que lo aceptes y lo respetes de una buena vez. Si no podés llegar al centro de lo que sos por que sentís miedo o porque cargás tantas heridas que ya se convirtieron en una sola e infranqueable, está bien para mi y no te voy a ayudar a menos que lo pidas. Pero yo voy a llegar hasta el centro de mi corazón, a descubrir quién soy detrás de todas mis resistencias. Sostenerse en un mundo de instituciones, en un mundo "oficial", lleno de convenciones sociales y caretas, donde siempre hay alguien que te dice qué está bien y qué está mal, tampoco es sencillo, así que acepto que me cuesta pero respeto que allí te quedes. Sólo preciso que sepas que le queda poco, tal vez un par de meses, tal vez un par de años, pero no mucho más. El recrudecimiento dede el punto de vista personal, es proporcional a cuán aferrado se encuentre cada uno cuando la ola asome a su barrio.

 El mundo en el que me levanto todos los días, es más invisible, más sensible, más esencial y verdadero. A veces despierto en el desasosiego, en la pena, en la queja, en el reclamo, en mis heridas viejas y anticuadas, y me quedo tooooodo el tiempo que necesito allí... Siempre el Gran Espíritu viene: cuando la sonrisa de mi hija se va ampliando, o en forma de hermano o de canción, a avisarme cuál es el límite.

En estos momentos me es dada una de las lecciones más importantes, vivir en el presente: tengo sólo lo suficiente de alimento, de compañía y un hogar al cual volver. Sobra lugar en la heladera y en el mueble de la cocina, la casa nos va enseñando a convivir y a compartir nuestros tiempos y su espacio. No tengo una cuenta en red social alguna que supere las cincuenta personas, mi teléfono casi no suena - y es un eufemismo , porque se le rompió el altavoz hace un año y pico - sino es mi compañera unas cuantas veces al día para saber de nuestra hija. Lo que si he decidido es abrir un blog donde comenzar a publicar este tipo de notas, porque sí, porque escribo hace más de diez años, disfruto hacerlo y siento que lo hago bien. Y por si eso fuera motivo insuficiente, ustedes, los poco más de cincuenta "contribuyentes" con quienes comparto facebook, me han dicho que Les gusta, entonces me animo, con la firme intención de comenzar a trascender fronteras, derribar muros y atizar fuegos.

Así, las jornadas me van exigiendo que salga a hacer una de las cosas que más me gusta, tocar la guitarra y cantar, porque de ello depende que se mueva el espíritu en este hogar. Si no hay pulsión y magia encima de un ómnibus se hace más que cuesta arriba que al otro día Noe pueda salir a trabajar y pagar sus boletos, comer y pagar las pequeñas cuentas. Y en este mundo de supervivientes y sobrehéroes muchas veces no aparece la magia ni la pulsión y hasta el arroz se acaba. Y entonces vuelan otra vez las quejas y los enojos... Porque salir con el corazón abierto a regalar palabras y música y volver con las sobras de las sobras cuando veo que frente a las vidrieras las personas gastan la pana... Pero cada cual llena sus vacíos existenciales como quiere.

Varias amistades han quedado por el camino a partir de que la conciencia crece y uno quiere involucrar a las personas en algo más que una ronda de mate, asado y cerveza, sino en la posibilidad de sanar, pero sólo la minoría está disponible. Por el mismo camino, entendí que en esta nueva era, la familia también se elige. Poder resignificar el sentido y alimentar los vínculos con aquellos seres que al verles, nuestro corazón baila de alegría, eso es elegir la familia! Muy probablemente no sepamos que también hemos elegido los principales lazos familiares para aprender las lecciones más difíciles a temprana edad. Buena explicación para comprender porqué tantos  jóvenes salimos a buscar las respuestas que dieron origen a la génesis de los dolores.

Pero todas las lecciones que aprendo, duran cinco minutos, luego las olvido, lo bueno es que se quedan aquí, esperando prestarles atención nuevamente.

Tengo derecho a elegir cómo vivir, a ser disonante entre la armonía del ruido. Tengo ganas de retirarme a mi casa y llorar cuando duelen los prejuicios. Tengo ganas de replegarme y no salir por un buen rato cuando la ayuda viene con intereses. Tengo ganas de llorar angustias atrasadas y no taparme los ojos avergonzadamente , si no hay nada de qué avergonzarse. Tengo necesidad de llorar desde lo más hondo las situaciones que hieren. Tengo ganas de gritarle a más de uno en los ómnibus que la solución no es la antipatía, y que si me da $2 no me diga que es lo que puede sino lo que quiere! Quiero fracturar esta opresión en el pecho que tantas veces me desconsuela, quebrarla, poder! Si estar vivo duele, es porque lo comparamos con la memoria de nuestra esencia, donde no existe carencia alguna, y aunque sean palabras de Alejandro Corchs y Alejandro Spangenberg, las quiero difundir, porque quiero desparramar el amor hasta que no tengamos más dónde escondernos.

Si quienes levantan la esperanza no tiene un lugar para todos, te diría que desconfiaras, la esperanza verdadera no excluye a nadie, es integradora por naturaleza. Es el lugar donde los sueños duermen a resguardo mientras con paciencia llega la araña que teje el destino, allá en el corazón del cielo nocturno, para reunirnos y hacer nuestros rezos realidad. 




Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!

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