Ahora, cuando cae la noche y con ella el Misterio,
converso con mi compañera, con aquella que cuando la conocí sentí que
era desde y para siempre, con aquella con la que el tiempo se frenó, con
la que siento que me fundo desde siempre porque conocemos la esencia de
cada uno. Y es en ese momento de conciencia, donde observo que mis
padres y antes sus padres, se fundieron en la lucha por el amor al
prójimo.
Ese sentido de lucha que me enseñaron, sostiene la dirección
política, y con ella, la creencia en los mayores ideales de igualdad
entre los seres humanos. Hoy, la política de acuerdo a lo que he
caminado en mi propia vida, no ofrece la alternativa que haga vibrar en
mi corazón la respuesta a tanto desamparo y tanto desamor.
Cuando la
conciencia del espíritu se entrometió en mi vida, se desvaneció
rápidamente cualquier conveniencia política que aún habitara en mi ser.
Se terminó la negociación por ser mayoría o participar en la minoría,
porque puse delante la conexión con mi individualidad, y simplemente
soy, ni más ni menos. Y fui convenciéndome que debía pulir el imaginario
de los enemigos que en la lucha por sus mejores sueños, mis padres y
tantos otros, levantaron en nombre del amor.
Hoy, décadas atrás de
sucesos históricos llenos de drama y dolor, aún la estructura social
sigue desarrollándose sobre algunas ilusiones que, según qué tan alto
han trepado los monos, se les ve más o menos la cola. Depende desde qué
lugar miremos los acontecimientos y dónde estamos con nuestro corazón,
nos sentiremos más o menos a salvo mientras se cae una moneda o la otra,
o si Brasil tiene fiebre y Argentina sigue obstruida en la trampa de la
belleza. En este rincón estamos bastante a salvo de la lava, y del
fuego contra fuego. Pero continuamos alimentando el mito de los enemigos
que hace que veamos con distorsión el fuego sagrado que habita en tu
corazón o el mío.
En esta versión apenas mejorada, nosotros,
Camilo y Noelia, padres de cuatro días y contando, tenemos un compromiso
con la vida desde hace tiempo: caminar la purificación de nuestras
existencias para que nuestros hijos puedan contemplar el mundo y abrazar
el corazón de los que elijan otras veredas que las de ellos. Porque
gracias a que otras personas eligen lo que a nosotros no nos agrada,
tenemos la posibilidad de visualizar con claridad aquello que queremos
para nuestras vidas.
Que brillen los
corazones entonces! Salúd para mi madre y mi padre que se convirtieron
en padres hace 28 años, salúd para mi que hoy es mi renacer y salúd para
Noelia y quien escribe que se hacen padres en el andar.
Por
último, reiterar, que estas palabras no son mías, no son de nadie,
pasaron por otros pensamientos y otros corazones, como ahora son magia
en mi vida y medicina para la familia.
Por todas mis relaciones!
Camilo Pérez Olivera
Camilo Pérez Olivera
Ensayando otra manera de vivir¡!
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