sábado, 2 de noviembre de 2013

La medicina y el rayo

Un chamán es aquel que a través de las plantas sagradas y de poder, ha logrado ingresar al misterio de la vida tal cual es. Son yerberos de la buena tierra, pues colocan al servicio de sus hermanos, la integridad de la luz.

Un Hombre Medicina es aquel ser que a partir de la conexión con las plantas sagradas, instrumentos de contacto con Dios, luego ha ido dentro de sí en busca de las respuestas que den sentido a su existencia. Un hombre se completa si logra viajar a sus entrañas y encontrar la visión más pura y transparente que su corazón devuelve. Eso es ser Medicina, tener tramos de intimidad con el espíritu y momentos en el círculo de la naturaleza diaria donde volcar la observación que el universo le señaló. Porque las visiones y las alturas alcanzadas son creadas por todos y hacia todos deben ser devueltas.

Un alquimista es quien aprendió en su soledad a hacer oro de su propio polvo. Un alquimista accedió a su geometría sagrada y en ella, reconoce como su propio espejo a cada faceta del universo. Limó con los dientes de la escoba del cosmos, las capas que lo separaban de su coronación.

El Hombre Rayo es quien descubrió en su corazón la pertenencia al cielo, a la tierra, al círculo del Sol. Es un sendero nuevo que no tiene antigüedad. Ese hombre debe canalizar el rayo cósmico y hacerlo girar en el plano de la tierra. En ese rayo están vivos los profundos códigos y mapas de la universalidad.

Quien se convierta en Hombre Rayo, despertará la ley de la totalidad para comunicarla y afirmarla en el planeta. En esa ley viaja lo justo, el equilibrio y la armonía que deben plasmarse fluida y sencillamente. Transformar la alquimia en rayo es dar origen a la composición de un nuevo círculo fundado en el amor y en el respeto a la diversidad. Es un nuevo orden.

La primera generación de Hombres y Mujeres Rayo se sentarán a su debido tiempo, frente a frente con los Hombre y Mujeres Medicina. Juntos, recibirán y anclarán un legado que el universo ha preparado y que no tiene precedentes en la historia humana.

En cualquier caso, implica un compromiso hacia una familia mucho mayor que los pequeños núcleos íntimos, pues el corazón de todos se enriquecerá al reconocerse hermanos y en unidad con todo.

No todo es antiguo en las formas, aunque la sabiduría que sostiene este plano sea originaria de la fuente de Dios. El Gran Espíritu y la Gran Conciencia están sembrando la edad del quinto Sol. 


Camilo

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