Vengo
del vientre de Dios, de ese lugar donde la oscuridad pare la luz. Entre todos
los maestros del Universo y yo, no hay distancia. Nuestros corazones laten y
desbordan vida al unísono. Es ese manantial el que riega las estrellas y las
hace luminarias para que los espíritus vivos y también los muertos puedan
danzar y caminar en el más acá.
Cerca,
muy cerca de mí, los árboles respiran y yo tomo y me alimento del oxígeno que
ellos fabrican. La Tierra levita y gira en el espacio y todo el cosmos es una gran
usina de vida. El cielo que la mayoría ve celeste, sé que en verdad es un gran
enjambre de ángeles, un cuerpo etérico y uniforme creando al ritmo de Dios.
Las
ranas y los sapos pululan por el verde, ponen a las praderas y los montes el
zumbido continuo y fino, anuncian que hay vida también en la oscuridad. Le
llamo Misterio a la noche, cuando los ángeles abandonan su celeste y se hacen
más invisibles de lo común. Estuve entre ellos, responden al canto sagrado y a
la activa llamada del corazón.
Es
tiempo de autoconvocarnos, de sanarnos todos, de crecer juntos. Es el momento
de la llegada, de la majestad, del nuevo reino, celestial y eterno. Es crucial
soltar la cruz, es vital volver, recordar, sentir, experimentar y amar. Por
sobre todas las cosas, es fundamental entregar la espada, ancha, filosa y
áspera que corta la vida y arruina el devenir. Es un tiempo infinito, es un
ciclo de amor.
Habrá
cadáveres, habrá batallas, habrá tormentas en la Luna y en la Tierra, copiosas,
solares y antiguas. Habrá vientos gigantes, ciclones incalculables y rayos
desvaneciendo la vanidad. Habrá trofeos perdidos y vacíos para los exitosos,
ambiciosos de la fortuna, lobos flacos como hienas cuyos colmillos no se llenan
jamás. Toda la mentira será reducida a polvo, son años cargados por la verdad.
No
habrá trompetas ni clarines que nos reciban al otro lado del umbral. Las
dimensiones son pasajes, rituales, estaciones, estados concientes para vibrar
armonía y sintonizar el corazón con el cuerpo del amor. Una escalera colosal,
un fino trazo hacia el sol. Un trueno-luz dibujará un manto blanco en la oscuridad de
la vida y se abrirán, las alas, el vuelo y la creación. Un destello gigante
partirá las aguas en dos hojas de acero y su frialdad nos moverá y limpiará.
Le di mil vueltas al amor, busco la vida una vez más, le doy respuestas al dolor, encontré el sentido y me sacudí el rencor.
Vamos
a ver cómo reír será tan lindo en esta ocasión, sin la vergüenza que empaña la
mirada y nos hace vivir atrás del temor. Hay que naufragar, dejar, soltar, morir para
animarse a despertar y despegar del sueño que se hizo insomnio cansado de esperar
que te levantes y lo vayas a caminar.
No
hay otra vida, sos existencia, estás aquí, regaláte la oportunidad de ser feliz.
Todos somos cuerdas en el arpa de Dios. No te lo pierdas nunca más, ¡todo tiene
el don de brillar!
Camilo
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