Hace
años escuché esta frase en boca de un hermano de camino: ''el Gran
Misterio es aquella luz tan conciente de sí que no precisa mostrarse
para saber que es luz''. El Gran Misterio le llaman las culturas
antiguas al espacio y al mapa que forman las estrellas en el cielo.
Toda manifestación de la vida que nos deslumbre, proviene de ese
potencial.
Dos
angustias corren por las venas de la mayoría de las personas y por
el torrente de la humanidad: no saber quién se es y para qué se
está aquí. Si estas preguntas que son el origen de todas las demás,
no tienen respuesta, entonces ninguna interrogante la tiene. Todo el
pensamiento del hombre, por más elaborado y sofisticado que sea, no
ha logrado saciar estos vacíos existenciales. Esos lugares dentro
nuestro no se silencian adquiriendo información, se alimentan y
reconfortan a través de la experiencia: lo que se extrae de lo
vivido. Por eso las preguntas no tienen respuestas, cuentan con
caminos para desatarse.
También
hace años escuché a un abuelo muy sabio decir: ''el partido ya está
ganado''. Si en los campos de la ignorancia, un solo ser humano ha
logrado prender su llama e iluminar su camino; el cambio ya está
dado y el fruto de ese acontecimiento nos baña a todos. En la
naturaleza del hombre no está quedarse atrapado en el
desconocimiento, sino crecer y madurar hasta descorrer los velos que
lo separan de su propia luz. Dejar de sentirse extraño consigo y de
ser un misterio para sí al igual que ir tan profundo hasta reconocer que el
universo es él mismo, son dos buenos propósitos para poner en
andas al hombre sobre el Ser.
Ahora,
volvamos al punto de partida. ¿Cómo podés saber que sos la luz
primera sino lo experimentaste? No alcanza con que te lo cuenten.
Necesitás vivirlo.
En
algún momento todos precisamos un faro o por lo menos una linterna
que nos guíe. Es válido y sano. Válido porque quien da con la
fuente, no es un ser aislado sino el resultado de lo hecho por su
especie. Y los intentos de sus semejantes de explorar las formas de
llegar al centro están a su disposición. Y sano porque pactamos el
olvido y con toda lógica, para recuperar la memoria precisamos
imitar a otros hasta saber cómo hacerlo, tomar la fuerza y así
edificar la autonomía que nos distingue.
Entre
los escalones de la conciencia, hay dos eslabones que son
fundamentales. Hay un solo camino que está hecho para cada uno y
todos los caminos conducen al mismo lugar. Imaginá que cada
uno de nosotros es una vertiente, un canal de agua que sí o sí,
desembocará en un mar que se colma con las aguas de todos. Imaginá
ahora que cada encarnación o vida pasada, es una vertiente de agua y
todas confluyen y hacen tu gran mar. Naturalmente, todos nuestros
mares con sus mareas, su serenidad, agitaciones, tempestades y
turbulencias; hacen al gran océano del universo humano.
Aquí
volvemos al problema original. Las vidas pasadas como ser la luz
divina y total, son creencias hasta no experimentarlas. Para que
nadie se sienta excluido, hay muchas maneras de conocer esos
registros o memorias. Algún día hay que empezar y el menú está a
la orden.
Una
vez más, tenemos un inconveniente. Lo más importante no es quién
fuiste sino tomar de lo que fuiste la sabiduría que te dejó haber
sido. Pero vuelvo a unos párrafos antes. Mucho de lo que viniste a
ser y a hacer aquí, está íntimamente ligado con lo que ya has
caminado en la Tierra. Por eso digo que todas tus aguas y vertientes,
todos tus caminos y encarnaciones, están confluyendo en este
momento. El presente es un resumen y síntesis de tu alma. Por eso lo
que te pasó en la vida -en esta-, guarda su sentido en lo que se
denominan vidas pasadas. Los que te rodean son viejos actores tomando
otros roles o tal vez el mismo para que despierte el potencial no
manifestado en ti.
Todos
estamos incluidos en la oportunidad de ingresar en lo que hicimos,
lo que fuimos y lo que nos debemos a nosotros mismos en este tiempo.
Pero no sirve de nada romper el silencio e ilustrarte sobre cómo es
y de qué se trata, sino de darte animo para que vayas por lo que te
pertenece. Así como la curiosidad es la primer llave a la puerta del
Misterio, las inquietudes e interrogantes que persisten cada día y
te empujan a la búsqueda, conducen a tus confines.
Lo
más importante es la conquista de ti mismo. ¡Ese es el triunfo! No
es cuestión de ser buenos o de esforzarse ¡Está dado! Sos lo que
sos. Soy lo que soy. Ya sé que soy la luz y que me llegará el
tiempo de fundirme con la fuente.
Algo
más... En los momentos en que la vida me aprieta y habiendo soltado
las muletillas y guías externas, acuñé una convicción regalada
por mi alma: ''Voy a seguir adelante para saber qué hay detrás de
todo esto''. Estoy feliz de ser humano. Vivo con entusiasmo el
misterio de la vida y con alegría la capacidad de sorprenderme ante
la trama de la existencia.
¡Que
tengas una aventura exitosa y puedas conquistarte! Y como éxito
viene de elixir y esta deriva de elegir, no
es una expresión de deseo, ¡es una certeza porque la vida ya te eligió! Éxito, elixir, elegir y existir, son de la misma familia: la
maravillosa explosión que resulta de hallarse.
Hagas
lo hagas, ya estás siendo. La vida te soñó y por tanto sos una
expresión de su vientre. Ella es la que marca el ritmo y quien te
espera detrás de cada perfil para contarte sus secretos. Por eso ¡el
partido ya está ganado!
Camilo Pérez
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