Enojos cósmicos, calenturas siderales y rabias que
alcanzan los extremos del cielo. Un embrutecimiento que parece eterno y los
juicios... Los mismos juicios de siempre, como un rap monocorde y machante que
se regocija de sus devaneos. No canta, los queja, a veces a voz en cuello y otras veces desde
el desgarro y el cansancio de su garganta.
Feliz el cerebro de crear complejos laberintos adentro de
sí, donde siempre tiene razón y sobre todo, mucho dolor que justifique el
encierro y la permanencia en soledad. Entre el reclamo y la desdicha sin final,
forja su acero contra el amor para que nunca más la belleza invada su vida. Si
cuando nació y creció, fue grande el sufrir y su historia se hizo
particularmente doliente. Especial y únicamente doliente... Nadie ha sido tan
herido como vos en el universo desequilibrado que orbitamos. Tenés la razón,
toda la razón y te asiste nada más que la razón, Dios te desatiende desde el
primer momento y por eso se hace insoportable confiar en la vida y aterrador
que la esperanza se manifieste en cualquier rincón de la galaxia o el espacio
que conocés. ¿Por qué? Porque si el amor anda cerca, corrés peligro de que te
alcance y en un instante, desplome las mentiras que sostienen tu mundo. Es
cómodo y frágil dormir en el terciopelo, la seda, el lino, las plumas y la
ignorancia. Los hilos del confort, finalmente se quiebran.
Así se presenta todo. Y está bien... Estamos todos
embarcados en semejante empresa. Todo está en llamas, la vida y la muerte
arden. Nos rodea un gran incendio universal y las tormentas ya son solares. No
está muy claro si llueve agua o calor, si la lluvia baja de las nubes o del
astro rey. La temperatura y la fiebre son la única forma de derretir el hielo
en los corazones y el agua y su liquidez la manera que encuentra el universo de
ablandar las resistencias. Vos podés ser una roca pero Dios es insistente y
jamás desatiende a su creación.
Yo te pregunto, ¿a qué le tenés más miedo, al dolor o al
amor? ¿Te animás a triunfar sobre ti mismo, sobre tus intereses y ambiciones?
¿Te animás a que gane tu corazón por sobre tu personalidad y sus formas? ¿Te
animás a descubrir que no sos invencible y tras la derrota de las caretas
revelar que hay amor en ti, sagrado y vital?